El Partido Acción Nacional ha iniciado lo que será una dolorosa reflexión sobre qué fue lo que hicieron mal, dónde torcieron el camino, cómo fue que terminaron en “el desastre” (el término es de Germán Martínez) del domingo pasado. Hace años, un febril panista expuso algunas ideas de lo que tendría que hacer el PAN para ser exitoso y no extraviarse en el intento. Quizá esas palabras ayuden en este momento de introspección. Aquí algunas de ellas:

-Hoy por hoy, como ayer, a la hora de escoger candidatos, no hay que pensar quién merece, que de méritos no es el asunto, sino quién puede ganar ante el electorado con fuerza, quién puede ser motor y no lastre en una victoria electoral.

– De poco sirve aclarar que el PAN está comprometido con la pluralidad, la modernidad, la libertad, la aconfesionalidad si surgen, así sea esporádicamente comportamientos de dirigentes o gobernantes que muestran rasgos de intolerancia o conservadurismo. De poco sirve generar una idea insistente de compromiso social del partido, si el discurso propositivo se coloca en extremos de polémica inoportuna.

-Lo digo por todos: las disputas y las escaramuzas verbales entre líderes panistas en la opinión pública son para nuestros militantes motivo de preocupación, en el menor de los casos, y de pretexto para la indisciplina en muchos; y para millones de mexicanos señal equivocada de que el PAN, al igual que el gobierno, luce incapaz de tener una vía institucional armónica y en consecuencia será incapaz de tomar las riendas del poder, merced a sus rencillas, que en realidad no existen.

-Llegar al poder sí, pero hacerlo trascender. Que el Partido sea corresponsable del éxito de nuestros gobiernos y que nuestros gobernantes panistas tengan plena conciencia de lo que significa enarbolar la bandera de Acción Nacional. Que la conducción política del PAN genere acompañamiento respetuoso, constructivo y objetivo a nuestros funcionarios, comunicación intensa y apoyo político a nuestros gobiernos.

-Nuestra fuerza es la confianza de los ciudadanos. No dejemos que nuestra debilidad sea el exceso de confianza en nuestros éxitos: ni el gobierno está dispuesto a ceder el poder limpiamente, ni la inconformidad que auxilió en parte a nuestros logros permanecerá con la misma intensidad.

-Al llegar al poder en los niveles municipal o estatal, el Partido se enfrenta a una experiencia no conocida, lo cual lleva a un proceso de adaptación y aprendizaje que, de no conducirse, puede representar un desgaste significativo para la institución.

-Debemos demostrar, como ya lo vienen haciendo nuestras autoridades que no sólo somos mejor partido político, sino que también somos mejor opción de gobierno. Debemos ser capaces de demostrar que no solo administramos con honestidad y eficiencia, insisto, sino que somos capaces de crear un nuevo estilo de convivencia comunitaria y de democracia participativa. Debemos construir y poner en práctica un modelo de gobierno diferente.

-De nada servirá hacer las cosas si no podemos convencer en la ciudadanía de que hicimos las cosas bien. Conducción política que mantenga al PAN como líder en los medios, particularmente los electrónicos, por donde pasa ya la política de fin de siglo.

-Dado que para el PRI ya no es posible intentar demostrar que es mejor partido político, lo que le queda de consuelo es tratar de inocular la falsa idea de que el PAN es semejante al PRI, particularmente cuando gobierna.

Estos fragmentos fueron pronunciados, en distintas fechas de los años noventa, por Felipe Calderón Hinojosa. Fueron tomados del libro Ganar el gobierno sin perder el partido (1996-1999) Informes y mensajes de los presidentes del PAN.

Salvador Camarena

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Es periodista y conductor de radio.

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